Golpes y más golpes
que sin parar vienen y van,
que mortifican y atormentan
a mi cuerpo de cristal.
Golpes y más golpes,
hacia mi alma dirigidos,
que tratan de corromper
a mi interior endurecido.
Más golpes que llegan,
que vaya donde vaya,
con ira, furia y fuerza,
sin remedio me alcanzan.
Más golpes que llegan
y me quieren atravesar
para llegar a mi espíritu,
por mi cuerpo de cristal.
Golpead cuanto queráis
en mi envoltorio tan blando,
que si mi cuerpo es cristal,
mi alma es acero blindado.
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